Hace un par de días que comenzó el otoño, una estación tradicionalmente triste y melancólica. Son numerosas las referencias culturales que año tras año nos recuerdan que el equinoccio de otoño nos hace sentir un poco de aflicción y nostalgia. Pero independientemente de toda esta ambientación de tonos grises y ocres propia del follaje otoñal y las primeras nubes que salpican el cielo seco del verano, existen otras señales que nos recuerdan que la época de excesos vacacionales ha concluido, aunque solo sea por este año. En estos días comenzamos con los resfriados, las afecciones gastrointestinales, el decaimiento y hasta cierta irritabilidad. Algunas personas llegarán incluso a experimentar problemas de insomnio, de concentración e incluso una leve disminución del apetito sexual. ¿Cómo podemos combatir esta borrasca que se avecina? Está claro que haciendo lo que todos los años se hace después de la estación estival: volviendo a unas rutinas saludables o al menos retomándolas en la medida de lo posible antes de que nos demos el atracón navideño. Un poco de deporte o ejercicio físico en dosis cortas pero frecuentes es fundamental para el buen funcionamiento físico pero también mental, principalmente porque promueve la liberación de oxitocina, una hormona que nos hace un poco más felices. Si además, el ejercicio físico incluye un poco de meditación y lo combinamos con un trabajo respiratorio como ocurre en la práctica del Qi Gong y el Tai Qi, se liberarán muchas más hormonas. Pues bien, ya que hemos marcado unas pautas para solucionar el decaimiento y la borrasca emocional, vamos ahora a combatir las flaquezas fisiológicas. Ya sabemos que para comer sano es recomendable comer productos de temporada. La MTC recomienda, además, aumentar el consumo de una serie de alimentos que por sus propiedades están especialmente indicados en esta estación otoñal, siempre y cuando no tengamos ningún problema de intolerancia alimenticia concreta:
De todas estas recomendaciones alimenticias, quizá sea la relativa al consumo de especias o condimentos picantes la que ilustra mejor el efecto directo de los alimentos sobre nuestro organismo, en este caso sobre el Pulmón, órgano que se corresponde con esta estación del año en la que nos encontramos. Solo tenemos que recordar las sensaciones que podemos experimentar cuando ingerimos algún alimento picante y que según su intensidad notaremos en mayor o menor medida: una secreción nasal acuosa, una ligera sensación de subida de la temperatura corporal, cierta sudoración y el aumento de la frecuencia respiratoria. Habitualmente, si no nos hemos pasado con la dosis, pasados unos minutos sentiremos una mayor facilidad para respirar, una ligera sensación de liberación de nuestras fosas nasales y posiblemente la impresión de tener la cabeza más despejada. Pese a los varios siglos de adaptación al medio urbano, nuestra especie sigue vinculada irremediablemente a la naturaleza. Por muchas horas que llevemos acumuladas viviendo en un entorno poblado de dispositivos tecnológicos, el peso de milenios en los que la raza humana ha vivido en contacto profundo con la naturaleza sigue presente y nos hace más vulnerables y sensibles a los cambios operados en esta. Un cambio estacional supone una adaptación considerable por nuestra parte hacia aquel. La observación y el estudio de esta vinculación del ser humano con su hábitat ha sido el fundamento principal para el desarrollo de una gran parte de la tradición filosófica oriental. Con su máximo florecimiento durante la Edad de Hierro (hacia el 1.000-1.400 a. C), pensar en una teoría filosófica natural en la que solo se dieran los 4 elementos básicos que conoce nuestra tradición occidental, Aire, Agua, Tierra y Fuego, justo en un momento en el que las sociedades crecían, luchaban y se imponían a ritmo de martillo y forja puede resultar un poco incompleto. En la teoría natural de la tradición china encontramos identificados 5 elementos: Agua, Madera, Fuego, Tierra y Metal. Esta teoría de los 5 elementos se aplica a diferentes sistemas naturales. Desde un contexto más global, prestando atención a un sistema de eventos naturales que modifican las condiciones del planeta, el Metal se identifica con el otoño. En un contexto más reducido, dentro de las funciones fisiológicas del ser humano, este elemento se identifica con el Pulmón. En un sistema mucho más preciso, relativo a las condiciones físicas de la materia, se identifica con la Sequedad. Es fácil ver pues, la integración de todos estos sistemas y su articulación general. Reconocer que la Sequedad es la amenaza patológica propia del Pulmón es tan fácil como distinguir entre una tos seca y una tos productiva en una enfermedad pulmonar o de las vías respiratorias. Para entender este sistema de relaciones debemos tener en cuenta dos cosas: la utilización del método empírico en el desarrollo de estas teorías y el contexto meteorológico en el que las mismas fueron desarrolladas. En China, el verano suele ser una estación de lluvias abundantes, de calor y humedad, especialmente en agosto. El otoño se caracteriza por un descenso de las temperaturas y también de las precipitaciones, con excepción de alguna visita del monzón o tormenta tropical en las regiones del sur. Esta sequedad, puede también concebirse como la "ausencia de agua" que sigue al verano lluvioso. Si abstraemos un poco, este concepto de "vacío", puede servir también para representar aquello que es susceptible de albergar ese "vacío". Esto es, puede simbolizar un recipiente u objeto contenedor capaz de ser llenado y vaciado. Como hemos dicho antes, los órganos que se encuentran vinculados con el Metal y su vacuidad son el Pulmón y el Intestino Grueso. Aunque todos los órganos de nuestro cuerpo contienen de alguna manera materia orgánica que es almacenada y expulsada con mayor o menor regularidad, justamente estos dos órganos simbolizan de manera más precisa ese concepto de "vacío" (y llenado) del que estamos hablando. Si nos centramos en el Pulmón, la respiración es un ciclo constante de llenado y vaciado, que conecta nuestro interior con el exterior de manera directa y procura un elemento básico para nuestra vida, el oxígeno. Pero la respiración no solo implica la oxigenación sino también la depuración de los gases inhalados y la expulsión del CO2 resultante. En la MTC el Pulmón juega además un papel importantísimo como responsable de las defensas del organismo y de la eliminación de toxinas a través de la piel (por nuestro sudor). Es por esto que en el otoño, tiempo de poda y de regeneración, es tan importante que mantengamos la energía del Pulmón en un estado óptimo. En lo que respecta al Intestino Grueso, el llenado y vaciado es esencial para el buen funcionamiento del organismo, ya que se encarga del último estadio del proceso digestivo y la evacuación de las heces. El buen estado de este órgano es necesario para evitar problemas de estreñimiento, borborigmos, diarreas y otras patologías digestivas. Estas recomendaciones sirven como prevención y mantenimiento de un buen estado de salud. En caso de sentir que en esta época se agravan ciertas dolencias tales como: un resfriado de repetición o mal curado; un síndrome gripal que no termina de curarse y del que quedan algunos síntomas como congestión nasal, dolor de cabeza frontal o lateral; una mayor persistencia de episodios de diarreas o estreñimiento; o un estado de ánimo extrañamente abatido; además de acudir a tu médico de cabecera para que te prescriba las pruebas de laboratorio pertinentes, considera visitar a tu acupuntor, seguramente tu Pulmón necesita un reajuste.
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Fuera de su consulta, Alejandro disfruta a menudo de su bici, de algunos experimentos culinarios controlados y del chocolate en todas las combinaciones y temperaturas posibles. Archivos
Octubre 2020
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